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Sinopsis

La vorágine, la gran novela de Colombia, es una historia de pasión y venganza enmarcada en la inmensidad de los llanos y la claustrofóbica selva amazónica.

Arturo Cova, su protagonista y narrador, huye con su amante, Alicia, y a lo largo de su peripecia se describe con detalle la naturaleza salvaje del hombre y de la selva, donde las extremas condiciones de quienes habitan ese espacio, colonos e indígenas esclavizados durante la fiebre del caucho, dibujan un clima de violencia y riqueza junto a la miseria más absoluta.

Todo cabe en la novela: la épica romántica del aventurero, el folletín lacrimoso del viejo cauchero, la denuncia periodística de los horrores del genocidio de los indios, el lenguaje del poeta modernista y la prosa de antropólogo.

 

Sobre el autor

José Eustasio Rivera (San Mateo-Rivera, Colombia, 19 de febrero de 1888 – Nueva York, 1 de diciembre de 1928). Nació en el seno de una familia modesta, de escaso poder económico y dedicada a distintas labores relacionadas con el campo.

Desde el colegio, sobresalió por sus habilidades para las matemáticas y las letras. Posteriormente comenzó a ser reconocido por sus poemas y sonetos. Rivera desarrolló un estilo muy personal en el que se aproxima a la geografía colombiana. En términos generales, la totalidad de la obra de José Eustasio Rivera se encuentra relacionada con el sentido trágico de la vida.

Su primera obra es un libro de poemas, Tierra de promisión (1921l), con la que alcanza cierta notoriedad, su segunda y última obra, la novela La Vorágine (1924) de corte naturalista, que es un clásico de la narrativa realista pre-mágica, hasta el punto de ser considerada por muchos como la gran novela de la selva latinoamericana.

Trabajó como abogado, atendía cuantiosos pleitos en los Llanos de Casanare, por lo cual permanecía largas temporadas en Sogamoso, puerta de entrada a Los Llanos. Fue diputado al Congreso, desempeñó el cargo de inspector del gobierno en las explotaciones petrolíferas de la región del Magdalena. Estos encargos lo llevaron de nuevo a la misma selva que había sido fronteriza con su ciudad natal, y es esta selva lo que inspira la creación literaria del autor, recuperando en él las raíces de su infancia y la fantasía de su juventud.

Reseñas

Noventa años después, la Colombia que pinta sigue siendo igual. Sólo ha cambiado la selva devoradora, que hoy es urbana porque hemos talado la otra

Antonio Caballero

 


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