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Sinopsis

Felipe Alaiz nos presenta su personal visión de lo que denomina Sistema Planetario del Libro. Desgrana la especial relación que tiene que haber entre el autor y el lector. Cuestiona y repudia el papel de editores y libreros. Defiende a los autores responsables que «cavan como mineros» para producir libros en plena libertad creativa, ajena a las modas y tendencias del momento. Denuncia a los autores que define como turistas del libro, que producen con abundancia y artificio, que se repiten y no tienen individualidad.

«No es lícito decir: “Dime lo que lees y te diré quién eres”, sino: “Dime lo que lees por tu iniciativa y tú mismo podrás saber algo de lo que quieres”».

Reivindica al lector bien dispuesto, consciente de sus propias necesidades, que no se deja convencer por las publicidades y modas. En su interminable búsqueda basada en su personal criterio, acabará encontrando esas lecturas que son el combustible necesario para la evolución personal.

Completan esta obra reflexiones sobre la naturaleza del libro y las bibliotecas, y concisas y breves valoraciones sobre algunos de los autores clásicos y contemporáneos más relevantes a nivel nacional y universal.

Sobre el autor

Felipe Alaiz de Pablo (Belver de Cinca, Huesca, 23 de mayo 1887 - París, 18 de abril 1959) está considerado como uno de los escritores más relevantes del movimiento libertario español.

Llegó muy joven al periodismo, profesión a la que se dedicaría con pasión militante y combativa el resto de su vida, dejando una enorme producción de artículos sobre innumerables temas, además de folletos divulgativos, críticas literarias, algunos relatos breves y una sola novela: Quinet (1924), escrita en la cárcel.

Tras iniciarse durante dos años como director de «La Revista de Aragón», José Ortega y Gasset lo descubrió y le abriría las puertas de «El Sol», en Madrid, lo que le permitió introducirse en la bohemia literaria e intimar con Pío Baroja y Eugenio D’ors.

De ahí pasó a Tarragona y Barcelona, donde tomó contacto con el movimiento anarquista, y comenzaría a dirigir numerosas publicaciones, entre otras «Revista Nueva», «Tierra y Libertad», «Solidaridad obrera» y «La Revista Blanca», ya en tiempos de la República.

Con el triunfo de las tropas franquistas y el fin de la guerra civil, Alaiz consiguió abandonar España en un tortuoso periplo que le llevó a un campo de concentración del sur francés, junto a decenas de miles de republicanos. Pasó los últimos 20 años de su vida en Francia, donde continuó escribiendo, volcado en su pasión periodística y su ideario libertario que marcaron toda su vida. Murió solo y pobre en el Hospital Broussais de beneficencia de París.

Otros libros del autor

 


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